Los colores producen reacciones físicas y psicológicas, influyen sobre el cuerpo y el espíritu, sobre el carácter y el ánimo y en consecuencia sobre nuestro comportamiento.
Los diseñadores, asesores de imagen, moda, etc., están conscientes de esto y utilizan los colores de forma coherente.

En el momento de aplicar color a las composiciones, debemos tener en cuenta las sensaciones que provocan los colores, y aunque se requiere de mucha práctica y desarrollo de la sensibilidad en lo que se refiere a trabajo de color, es fundamental conocer las propiedades de cada uno.
Azul: El azul es el color del cielo y del mar, por lo que se le asocia con la estabilidad y profundidad. Representa lealtad, confianza, sabiduría, voluntad y verdad. Se le considera un color beneficioso tanto para el cuerpo como para la mente. Es un color relacionado a la tranquilidad, la calma y la conciencia. Produce frío y serenidad.

Amarillo: El amarillo simboliza la luz del sol. Representa alegría, felicidad, inteligencia, energía, innovación, originalidad. El amarillo sugiere el efecto de entrar en calor, provoca alegría, estimula la actividad mental y genera energía.
Rojo: El color rojo es el del fuego y el de la sangre, por lo que se le asocia al peligro, la guerra, la energía, la fortaleza, la determinación, así como a la pasión y al deseo. Es un color muy intenso a nivel emocional, aumenta el ritmo respiratorio y eleva la presión sanguínea, provoca sensación de calor y excitación.
Del rojo matizado con blanco resulta el rosa, y está relacionado con romance, amor y amistad. Representa cualidades femeninas y pasividad.

El blanco es considerado como el color de la perfección. Representa bondad, inocencia, pureza, virginidad, limpieza.
A diferencia del blanco, el negro se considera como un color enigmático, y se asocia al miedo y a lo desconocido. El negro representa el poder, la elegancia, el silencio, la muerte, y el misterio. El negro produce un estado de tristeza e incluso hasta depresión. Y el negro es más bien la ausencia de color.