Este revolucionario procedimiento es la solución para iluminar los rostros apagados, renovar las pieles fotoenvejecidas y fumadoras, cerrar los poros abiertos, atenuar líneas y arrugas, eliminar manchas y marcas de acné y conseguir un espectacular rejuvenecimiento del rostro sin necesidad de pasar por tratamientos agresivos, los cuales muchas veces sensibilizan la piel.
Es un tratamiento ideal para reparar y devolver a nuestra piel la luminosidad, hidratación y uniformidad tras los daños solares del verano.
Su eficacia viene dada por la combinación de ácidos Salicílico, Glicólico, Mandélico y Láctico y Fango Natural, entre otros activos.
Estos ofrecen a la piel múltiples beneficios que van más allá de la simple exfoliación de las células muertas.
La piel respira una nueva juventud, la síntesis de colágeno y elastina se reactiva y los tejidos se oxigenan de manera ideal.