Su conceptualización terapéutica se basa en el flujo de energía vital (Lom Pran) a lo largo de los canales energéticos llamados Sen Sib.
La estasis o disfunción en estas líneas se asocia con patología, y su estimulación busca restablecer el equilibrio fisiológico y energético del organismo.
Principios biomecánicos y neurofisiológicos

El abordaje terapéutico del masaje Thai-yoga se fundamenta en:
Estiramientos pasivos asistidos: Aumentan la extensibilidad miofascial, facilitan la liberación neuromuscular y promueven la reeducación postural a través de la facilitación propioceptiva.
Presiones rítmicas: Se emplea presión constante y sostenida utilizando pulgares, palmas, antebrazos, codos, rodillas o pies, estimulando puntos reflejos y activando mecanismos antinociceptivos endógenos (teoría del control de compuerta).
Movilizaciones articulares: Se utilizan técnicas de tracción, compresión y oscilación que inducen lubricación sinovial y mejora del rango articular fisiológico.
Integración respiratoria y meditación consciente: La respiración guiada sincroniza el sistema nervioso autónomo hacia un predominio parasimpático, favoreciendo estados de relajación profunda y neuroplasticidad positiva.
Indicaciones clínicas

El masaje Thai-yoga se utiliza con fines preventivos, terapéuticos y de rehabilitación. Está indicado en los siguientes cuadros:
– Disfunciones músculo-esqueléticas: lumbalgia mecánica, cervicalgias, dorsalgias, síndrome miofascial.
– Trastornos del estrés: ansiedad generalizada, insomnio, fatiga crónica.
– Patologías funcionales: síndrome de colon irritable, cefaleas tensionales.
– Reeducación postural y movilidad articular limitada.
Contraindicaciones
Como cualquier intervención terapéutica, el masaje Thai-yoga presenta contraindicaciones absolutas y relativas:
– Absolutas: fracturas recientes, trombosis venosa profunda, infecciones agudas sistémicas, heridas abiertas, descompensaciones cardiovasculares.
– Relativas: embarazo (especialmente primer trimestre), hipertensión no controlada, hernia discal aguda, hipermovilidad articular severa.
Consideraciones prácticas

– Duración de la sesión: 60 a 120 minutos.
– Ambiente: debe realizarse sobre un tatami o colchoneta firme, en un entorno cálido y silencioso.
– Indumentaria: tanto el paciente como el terapeuta deben vestir ropa cómoda, preferentemente de algodón.
– Formación del terapeuta: se requiere formación específica y supervisada en anatomía, fisiología, líneas energéticas Sen y técnicas de manipulación.
Conclusión

El masaje Thai-yoga representa una intervención integrativa eficaz, que une el conocimiento ancestral oriental con los principios modernos de la terapia manual.
Su práctica regular puede mejorar significativamente la funcionalidad biomecánica, la regulación autonómica y la calidad de vida del paciente.
Sin embargo, su aplicación clínica debe ser individualizada y basada en una valoración integral del estado físico y emocional del receptor.